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Taller de lectura y escritura.

martes, 30 de diciembre de 2014

A buscar las palabras...

...que aguardan ser escritas...

Imagen intervenida por la Gallega, 
original del corto animado "Lapsus", de Juan Pablo Zaramella.
https://www.youtube.com/watch?v=UWMyFkvL84E

martes, 16 de diciembre de 2014

Presentación de Mundos Impares

Con la presentación de nuestro Profesor Julio Diaco, Director de la colección de antologías de los talleres Piana, Tato y Chacra de los Remedios, los que dirige semana a semana, se presentó la cuarta colección de cuentos y poesías, que tiene por título: "Mundos Impares". Disfrutamos con la lectura de algunos de sus escritores y las bellas interpretaciones de variadas piezas musicales en violín, a cargo de la música Valeria Buono (escritora del Taller Sebastián Piana).
Un placer.



sábado, 13 de diciembre de 2014

Antología de cuentos y poesías Mundos Impares

              Dibujo de tapa: Natalia Obiols
              @Julio Diaco Editor
              jcdiaco@yahoo.com.ar
              Impreso en Buenos Aires, en noviembre de 2014


Palabras del Prólogo

Estimado lector, esta antología es una recopilación de textos de cuarenta y dos escritores que están
trabajando hoy en Buenos Aires.
Tengo la certeza de que a muchos de ellos les inquietará ser llamados escritores. La búsqueda de
una respuesta a este desasosiego es el motor de Universos Impares. No existe ninguna regla
reconocible que trace la línea divisoria entre quién es y quién no en materia de arte. Debe ser el propio artista el que tome conciencia en mérito a sus trabajos.
Una falsa apariencia parece indicar que son el erudito y el lector los que entregan la matrícula; o,
desde otra mirada, el instituto que formó al artista. Y, creyendo estos postulados que flotan en el aire, vemos a cientos de personas acumular páginas y páginas valiosas a la espera de un pláceme que saldrá de vaya uno a saber dónde.
No existe nada más misterioso que el porqué de que una obra le guste más a uno que a otro. Yendo a los extremos, el porqué de que algo nos parezca ilegible y a otro una obra de arte.
En definitiva, publicar es descubrir esta sinrazón que hace pedir permiso para escribir.
Los invito a abrir la mente ante la diversidad, las búsquedas distintas, los Universos Impares que fluyen, por amor a la palabra, en el silencio de bares y casas, en pequeñas servilletas o en pomposas computadoras, donde luchan imágenes e ideas para crear mundos que dejen asomar lo que sienten los escritores ante las demandantes fuerzas de la vida.
Tengo el placer de ver trabajar, semana a semana, a estos misteriosos artistas que dicen que no lo son. Que pierden horas de sueño para parir un texto pero dicen: «No, no sirve lo que hice, podría estar mejor». Viven la magia excitante del creador. Son los logros de esos personajes entrañables, a
plena vida, los que incluimos en esta antología para que ustedes los compartan.

Julio Diaco
Coordinador de los Talleres Literiarios
de los Centros Culturales
Chacra de los Remedios,
Sebastián Piana y
Tato Bores

jueves, 20 de noviembre de 2014

Lo que viene, lo que viene...

...en breve la nueva antología de los talleres culturales barriales de Julio Diaco...


Attenti!!!

martes, 30 de septiembre de 2014

Más fotografías de la presentación de Líneas cruzadas en la conmemoración de los 30 años de Centros Culturales Barriales

Fotografías tomadas por María Martha Labella durante el evento de presentación de antologías, Centro Cultural Recoleta, 28 de Septiembre de 2014, Ciudad de Buenos Aires.









lunes, 29 de septiembre de 2014

Poses e instantáneas

Imágenes del evento de presentación de las antologías de los Centros Culturales Piana, Tato y Parque Avellaneda (a cargo de Julio Diaco) y del Centro Cultural Lola Mora, en conmemoración de los "30 años de Talleres Culturales en los Barrios de Buenos Aires", en el Centro Cultural Recoleta, 28/09/14.
Agradecemos la gentileza de Ernesto Philipp, quien ofició de fotógrafo, a todos los que nos acompañaron en las lecturas de los textos y a Julio, por su trabajo incansable.








sábado, 27 de septiembre de 2014

¡Estamos en los festejos de los 30 años de Programas Culturales en Barrios!

Este domingo 28 de setiembre de 17,30 a 19 hs. vamos a participar de las actividades por los 30 años de Programas Culturales en Barrios.  Allí van a presentarse las antologías realizadas por los integrantes de los talleres de Centros Culturales, vale decir, nosotros! 
Una de ellas, LÍNEAS CRUZADAS, nuestra antología de 2013.
La cita es en el Centro Cultural Recoleta, Junín 1930.
Ahí nos vemos!!!



viernes, 4 de julio de 2014

Gemelas por siempre

Pase y la note en su jardín tomando mate, no era la primera vez que la miraba pero era la primera vez que la veía bien.
Pasaron dos o tres días y comencé a saludarla.
Era una de las pocas casas que no se había dado cuenta del estallido de monoblocs que había inundado el barrio.
Con el correr del tiempo los saludos se convirtieron en pequeñas charlas y de a poco ella fue imaginándose lo que le contaba sobre mis aventuras escolares mientras yo recapitulaba sus historias juveniles.
Un día Estela no estaba, pero el mate y la pava reposaban sobre la mesita del jardín, espere un rato largo pero no la vi, me fui algo confundido.
Al día siguiente el pasto estaba lleno de hojas ocres y la pava y el mate en el mismo lugar.
Decidí entrar. La puerta no tenia cerrojo y la casa era una de esas casas tipo chorizo, de las que se hacían agregando habitaciones a medida que se necesitaban.
El ambiente era un poco raro y yo me sentía un invasor. El aire helado me molestaba.
La primer habitación se había convertido en una biblioteca, puedo asegurar que nunca había visto tantos libros en una casa: con polvo, sin polvo, ordenados, apilados, un sillón que parecía muy cómodo y una lámpara de pie junto a una pequeña mesita.
Al abrir la segunda puerta me quede helado: en el centro de la habitación un féretro que contenía a Estela, frente a mí un enorme placar y a un costado una credenza que sostenía una corona de flores, un par de velas y una biblia abierta en la pagina 163. Grité ahogadamente.
Parpadee porque no podía creer lo que estaba viendo, pero al abrir los ojos la habitación había cambiado, ahora se trataba de una cama antigua adornada con puntillas osos, pachword y cuadros encantadores de primaveras lejanas.
Grite nuevamente y sentí un escalofrío al ver pasar junto a mí una sombra.
Estela entro desde otra recamara y yo ya no entendía nada
_ Martin ¿Qué haces acá?
_yo…he… el mate… el ataúd_ no lograba articular las ideas y volví a ver la sombra por mi costado_ estabas en el del  cajón
_ Era mi hermana gemela – grito – ¿la viste? ¿La viste? Ella lleva muerta veinte años y acabas de describir su funeral… va a ser mejor que te vayas_ Estaba nerviosa_ a veces se pone de malas y no es muy seguro estar acá, mejor te vas.
La sombra paso a través de mi provocandome una sensación de cuerpo entumecido. Estela se acerco y me abrazo como una madre separandome de su hermana y empujandome hacia la salida.
_Me parece que no le gustas. Creo que lo mejor es que te vayas, no le gustas. Gracias por preocuparte y cuando esto pase seguiremos con los mates ¿no?
_Sí, claro…
Estela me acompaño a la puerta y la sombra se unió a ella.

Natalia Bolasell

22/3/14

viernes, 27 de junio de 2014

Chinos

Bajé apurado los escalones. 
Subí de un salto. Escuché las puertas cerrarse detrás mío.
Me senté de contrafrente en los bancos de varillas barnizadas. 
Saqué el libro. 
La velocidad del andar se trasladaba al ritmo de la lectura, cada vez más intenso.
Hasta que llegaron los chinos.
Y el olor artificial de limón.

Claudia López Barros, junio de 2014


jueves, 20 de febrero de 2014

La hoja en blanco (dos)

Nos encontramos en el parque casi por casualidad. Nos vimos a la distancia y nos acercamos con pasos solemnes. Juntamos nuestras extremidades y nos refugiamos en un bar cuando la tormenta se desato.
Mi hoja y yo pedimos un café para compartir y nos quedamos así: ella me miraba y yo la miraba a ella, pero no encontramos nada para decirnos. Recordábamos viejas historias, algunas buenas y otras no tanto.
En un arranque de pasión la sostuve por una punta y recordé cuantas veces la había deseado. La tome con ternura. La lluvia rompía en el cristal marcando una cadencia melancólica la tome por el centro y la apreté con mi cuerpo. La saque a bailar y parecíamos una pareja de tango: movimientos exactos, la llene de caricias y le susurre mil cuentos
Ella me tomo por el hombro y cubriéndome el torso me marcaba una caricia propia del amor. A veces me cubría la cara y me obligaba a pensar. Pero yo no quería pensar, yo quería sentir con todo mi ser.
La lluvia fue amainando así como nuestro romance. Y la deje sola ahí en una mesa de bar.

Natalia Bolasell

19/2/2014

martes, 18 de febrero de 2014

Adiós al compañero

En esta noche de sábado, se me ocurrió pensar  que algo le debía a ese compañero que me regaló la vida hace ya tantísimos años, le escribo lo que sigue y trato de que le llegue. Me conecto con el diario del partido (en el que sé que sigue militando) para ver si le pueden llegar mis palabras y me encuentro con lo que me encuentro y una tristeza profunda, como irreal en esta noche de lluvia y tormentas me atraviesa el alma. Por más que no lo pueda creer, es su foto y es su despedida, Negro querido, lamento tanto no haber estado aunque más no sea un ratito para abrazar tu final y agradecerte, ojalá que de alguna manera te haya llegado mi gratitud, y si, hasta el socialismo siempre querido compañero... con todo respeto hacia quien, supongo, fue tu compañera los últimos años (Anita): ahí va:

Un capítulo... unas frases, algo para alguien que dio tanto ¿o solo me parece ahora a mí?, tal vez la única persona que realmente me amó con esa urgencia que da la incertidumbre de no saber si el mañana va a existir o sólo va a ser una cadena que encadene hasta el alma o más allá. Tiempo de dictadores. Tiempo de no saber si el un poco más allá del mañana va a existir o es sólo (en ese glorioso momento) el final de todo. O el final de nuestras vidas. Recuerdo el día que hablamos a "calzón quitado", el día que me dijo que él, al conocerme, había pensado que  "no podía perderse semejante mujer", y yo, que jamás había oído esas palabras grandilocuentes de nadie para dirigirse a mi, sentí que se me arrugó un poco más el entrecejo y el alma al pensar en ese derrame de ternura. El Negro. El compañero grande como un oso, vulnerable como si fuera un chico, con el que pasábamos días de férrea militancia en los que hasta el tabicarse para no saber el lugar de reunión era una fiesta, un descubrimiento, al menos para mí. Y  estudiar sobre el papel de Lech Walesa en el movimiento obrero nos obligaba a una intimidad que se iba estrechando al pasar los días, hasta que descubrimos que a mi me gustaba cómo tocaba la guitarra los domingos a la tarde mientras ¡yo planchaba! ¿puede existir una grandeza más importante que alguien te cante y te toque en la guitarra canciones de protesta mientras una plancha una camisa de uniforme para la hija en edad escolar?, y él sintió la seguridad de que ya podía hablarme más profundo y ofrecerme amor, así a rajatabla, amor para compartir los días y las noches en esa oscura noche de los finales de los setenta. El Negro, militante de hierro, abnegado, convencido hasta la médula, discutiendo para enseñarme que no eran buenos los egoísmos  propios de los "pequeños burgueses" que aún se me ocurrían, y él, desposeído, totalmente convencido de por donde pasaba la cosa me cantaba canciones de protesta y me amaba todo un domingo sin tregua sobre una manta cualquiera en un cuarto de tres por tres, y a la vez me iba enseñando cómo vivían los obreros y lo sagrado que era para ellos la familia y los hijos y me llevaba a compartir una comida o todo un día a sus casas para que aprendiera nomás, a ver la realidad de cerca, a tocarla cómo lo hacía con él, a las apuradas y apretando la vida fuerte en mis brazos para que no se escapara. Un año, sólo eso y ¡tanto aprender! y las poesías que me escribía contando cuanto le costaba en esos años aciagos conseguir trabajo... A vos Negro vaya hoy mi reconocimiento y mi gratitud por tanto... y bueno, recién ahora lo sé apreciar. Viste, la verdad siempre sale a la luz, aunque ya sea tarde para los dos. Un gran abrazo.

Mercedes Bianchini

sábado, 15 de febrero de 2014

La hoja en blanco

Escribir. Cerrarlos ojos y escribir. Poner el pecho sobre la mesa, abrirlo como una flor y escuchar los sonidos que canta para poder transformarlos en prosa.

Cerrar los ojos bien fuertes y sentir la voz del viento arremolinándose tras el cristal de la ventana, golpeando levemente el vidrio para que se mezcle con la tinta y mi sangre.

Hablar con los pájaros y mariposas que revolotean entre las flores de mi jardín imaginario donde los papeles crecen en un árbol.

Reescribir las palabras profundas de un buen amigo conservando el recuerdo de alguna noche de picada y vino.
Escribir, no importa de que ni como, solo escribir.
  
Natalia
15-2-2014


sábado, 1 de febrero de 2014

Buen "finde"

Viernes, casi las siete de la tarde. Termina de responder unos mails. Acomoda unos papeles y oye que Emilio saluda desde la puerta, ¡Buen finde!
- Igual para vos, le alcanza a decir. La frase le salió bajita, casi inaudible.
El finde…
No tenía idea qué iba a hacer durante esos dos días que lo separaban de la rutina laboral. Lo más probable era dormir un poco más, jugar en la computadora, mirar tv. Renegar con los chicos, esa era una fija. Otra: enfrentar la demanda de la mujer de alguna salida o de recibir visitas. No sabía cuál de las dos era peor.
A él le gustaba quedarse acovachado, sin necesidad de programa. Y que nadie lo jodiera. Pero, se sabe, la vida familiar no te da esos privilegios.

Las siete y cinco. Levanta la vista. Un desierto de escritorios heterogéneos, con una paleta en la que predomina el gris con algún que otro marrón gastado. Ya volaron todos, alegres porque es viernes. ¿Cómo pueden contentarse por el día? ¿Por qué facebook aparece lleno de lamentos los lunes? ¿Qué es eso de deprimirse domingo por la tarde? ¿Por qué no un martes al mediodía? Si no hace falta calendario para bajonearse.

Y bueno, habrá que enfrentarlo, se viene el “finde”. Se levantó, agarró el libro, la mochila y bajó los cuatros pisos. El ascensor metálico con esa sensación de hermetismo le sumó unos puntos al desasosiego que ya había comenzado a fluir por su cuerpo. Un dolor tenue en el medio del estómago. Se miró en el espejo, que le devolvió unas ojeras acentuadas, un tanto amarronadas, gastadas como los escritorios.

Salió a la calle y el golpe de calor logró acrecentar el malestar.
Esperó el 61 en una fila que no era muy larga, para empalmar con el tren hasta Turdera. Unas cuadras y llegaría a la casa, para pasar el maldito fin de semana.
Al llegar a Constitución volvió a preguntarse, como tantos días, por qué las estaciones de tren tenían la capacidad de combinar edificios de una arquitectura tan magnífica e imponente con una suciedad esparcida por suelos y paredes, con ese olor nauseabundo de una mixtura extraña en la que no faltaba el orín y el aroma del aceite quemado.
La diseminación de puestos callejeros volvían laberíntica la entrada al edificio de la estación para quien no estuviera entrenado. Pero él lo estaba y sorteó sin problemas mesitas y mantas.

Alcanzó el andén cuando estaba a un par de minutos la partida. ¡Que desgracia!, ni siquiera el tren lo ayudaba a retrasar el comienzo del finde.
Llegó a sentarse con la clara convicción de que algún tullido o señora mayor aparecería de un momento a otro. Esta previsión no aumentó tanto su malhumor como algunos rostros de miradas sonrientes que no paraban de mandar mensajes por sus teléfonos celulares. ¿De qué carajo estarán contentos estos? Deben estar meta mandar esos estúpidos emoticones de caritas felices y muchos signos de admiración. Idiotas.

El tren comenzó a deslizarse despacio y poco a poco comenzó a ganar velocidad. Era agradable ver la nada por la ventanilla. Entrecerrar los ojos como para desenfocar la vista; así sólo llegaban manchones de color, formas extrañas que podían ser lo que uno quisiera que fueran.

Ya habían pasado tres estaciones. Una procesión de vendedores ambulantes continuaba ofreciendo desde maní con chocolate, posiblemente derretido, hasta medias, tijeras, linternas, portatarjetas.
El tullido no aparecía y la vieja tampoco. Mala señal.

Se bajo en la estación. Un punto anaranjado terminaba de esconderse en el horizonte. El calor no había cedido, el hormigón lo conservaba. Intacto. Se aflojó la corbata.
Caminó un par de cuadras. Decidió comprar unos cigarrillos en el kiosco de Pavón. No tenía muchas ganas de fumar, pero un pucho le daría unos minutos más antes de llegar a la casa.
Se acodó en una tapia, la mochila le oficiaba de almohadón y encendió un cigarrillo.
Sonó el celular. Tono de mensaje.
“Dónde estás? Llamá”, leyó.
Ni un pucho tranquilo me puedo fumar. Ya empezamos “el finde” con exigencias. Llamá, qué carajo voy a llamar si estoy a tres cuadras de mi casa. Que me dejen de joder.
Terminó el cigarrillo mientras unas adolescentes pasaban por la calle empujándose y gritando.
Dio unos pasos y otro bip de mensaje. Ana. Otra vez. ¿Pero qué le pasa a esta mina hoy? Lo volvió a guardar.
Abrió la puerta y sin llegar a saludar Ana se le vino al humo:
-Che, ¿no te funciona el celular?
-¿Qué es tan urgente, me decís?, ¿Qué pasa, tenía que traer pan lactal o te olvidaste de comprar los huevos?
Ella le clavó una mirada fría, triunfal.
- Internaron a tu viejo, tuvo un infarto. Está en la Clínica Modelo de Lanús.

Agradeció internamente la síntesis sin condolencias.
Cayó en la cuenta de que se había quedado callado, frente a los ojos de Ana que lo miraban esperando. Ella siempre esperaba y él no sabía por qué.
- Bueno, me doy una ducha y voy para allá.
-Tu mamá está en la clínica y tu hermana va a pasar a dejar los chicos para poder ir a verlo.
Sin más se metió en el baño, rápido. Quería tratar de evitar el viaje con la hermana que seguramente iba a estar llorando y él no tenía ganas de soportar emociones que le eran ajenas.

Se cambió y en menos de diez minutos ya estaba nuevamente en la puerta de calle.
Ana lo cruzó.
- ¿No vas a esperar a Julia? Ya debe estar llegando.
- No, quiero ir rápido, tratar de hablar con los médicos, acompañar a mi vieja, mintió.

Salió a la calle. Apuró el paso en las dos primeras cuadras, luego desaceleró. 
Comenzó a caer una garúa fina. Sostenida. 
En la estación semivacía pateó unas piedritas hacia las vías.
Sacó un cigarrillo bajo el techo verde de zinc que la lluvia batía, ahora más intensa, con algún que otro estruendo. 
Se sentó en el andén, viendo las manchas de vapor que se alzaban del piso aún caliente, a esperar que en el policlínico funcionara algún televisor y el "finde", que estaba por comenzar, pasara lo más rápido posible.


Claudia López Barros, 01 de febrero de 2014



jueves, 30 de enero de 2014

Palabras de Mercedes

Frente a la persiana cerrada, la puerta chica con un cartel absurdo: cerrado por cuestiones edilicias y por falta de luz (y eso que es un edificio nuevo eh, en el de antes se te caía el techo encima en cualquier momento).
Entonces yo, bien guaranga, lanzo: que país de mierda!, lo que hace que el señor que también miraba las persianas cerradas del Pami me mire con un no se qué, con un toquecito de admiración, creo, ya que tengo el coraje de decir lo que él mismo está pensando. Inevitable acordarme del cuento de Pablo,  si gente, vuelvo a decir que país de mierda, es todo una cagada, porque si en la farmacia me dicen que vaya al Pami, y a su vez ellos me mandan a la farmacia, ¿me pueden decir que carajo hago?
En fin, trato de reflexionar, este año me pude ir unos días de vacaciones a Mardel, la pasé bien, con afectos, con días de playa de treinta y pico de grados en que sólo se podía estar en el agua porque la arena quemaba, pero yo me decía, Mecha, esto es lo que querés ¿no te quejás siempre del frío de la costa Argentina vos?, y si, la pasé bien, entonces no me cuesta tanto encarar las persianas cerradas del puto Pami, ni la suba y liberación del dólar porque en realidad mucha plata para comprar dólares no tengo, lo que espero es que me alcance para comprar los alimentos vitales que subieron de precio tan arriba cómo la bandera patria en los días festivos, bien alta en el cielo.
Lo mismo, me puedo quejar, me puedo mover, y pienso en los viejos del Pami que no tienen a nadie que les haga el trámite, yo porque soy una jubilada nueva digamos, desde hace un año, pero los viejitos de verdad tendrán que ir una y mil veces a hacer un trámite? seguro que si, que otro remedio, en fin, voy a tratar de tomármelo con calma, llenar la Pelopincho y darme un chapuzón reparador para no seguir renegando con los problemas cotidianos, no vaya a ser cosa que me suba la presión y ¡justo me quedé sin remedios por culpa de que en el Pami me mandan a la farmacia y en la farmacia me mandan al Pami que está cerrado !   ¡Ah, otra cosa, el dedo me quedó mocho de llamar al 138 Pami escucha!, ¡Falaz mentira, no escucha un carajo!

 Mercedes Bianchini, enero 2014


sábado, 25 de enero de 2014

Música celta en la presentación de Líneas Cruzadas

Hola!
Les comparto un par de videos de la presentación de Líneas Cruzadas, con los temas de música celta.
Pueden verlos en estas direcciones de youtube:
http://www.youtube.com/watch?v=iRWAkk17HX4
http://www.youtube.com/watch?v=s_CmuVXJlKs&feature=c4-overview&list=UUQ7AJZBd43joaQlyHbvSxZQ

Cariños,

La Gallega