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Taller de lectura y escritura.

viernes, 4 de julio de 2014

Gemelas por siempre

Pase y la note en su jardín tomando mate, no era la primera vez que la miraba pero era la primera vez que la veía bien.
Pasaron dos o tres días y comencé a saludarla.
Era una de las pocas casas que no se había dado cuenta del estallido de monoblocs que había inundado el barrio.
Con el correr del tiempo los saludos se convirtieron en pequeñas charlas y de a poco ella fue imaginándose lo que le contaba sobre mis aventuras escolares mientras yo recapitulaba sus historias juveniles.
Un día Estela no estaba, pero el mate y la pava reposaban sobre la mesita del jardín, espere un rato largo pero no la vi, me fui algo confundido.
Al día siguiente el pasto estaba lleno de hojas ocres y la pava y el mate en el mismo lugar.
Decidí entrar. La puerta no tenia cerrojo y la casa era una de esas casas tipo chorizo, de las que se hacían agregando habitaciones a medida que se necesitaban.
El ambiente era un poco raro y yo me sentía un invasor. El aire helado me molestaba.
La primer habitación se había convertido en una biblioteca, puedo asegurar que nunca había visto tantos libros en una casa: con polvo, sin polvo, ordenados, apilados, un sillón que parecía muy cómodo y una lámpara de pie junto a una pequeña mesita.
Al abrir la segunda puerta me quede helado: en el centro de la habitación un féretro que contenía a Estela, frente a mí un enorme placar y a un costado una credenza que sostenía una corona de flores, un par de velas y una biblia abierta en la pagina 163. Grité ahogadamente.
Parpadee porque no podía creer lo que estaba viendo, pero al abrir los ojos la habitación había cambiado, ahora se trataba de una cama antigua adornada con puntillas osos, pachword y cuadros encantadores de primaveras lejanas.
Grite nuevamente y sentí un escalofrío al ver pasar junto a mí una sombra.
Estela entro desde otra recamara y yo ya no entendía nada
_ Martin ¿Qué haces acá?
_yo…he… el mate… el ataúd_ no lograba articular las ideas y volví a ver la sombra por mi costado_ estabas en el del  cajón
_ Era mi hermana gemela – grito – ¿la viste? ¿La viste? Ella lleva muerta veinte años y acabas de describir su funeral… va a ser mejor que te vayas_ Estaba nerviosa_ a veces se pone de malas y no es muy seguro estar acá, mejor te vas.
La sombra paso a través de mi provocandome una sensación de cuerpo entumecido. Estela se acerco y me abrazo como una madre separandome de su hermana y empujandome hacia la salida.
_Me parece que no le gustas. Creo que lo mejor es que te vayas, no le gustas. Gracias por preocuparte y cuando esto pase seguiremos con los mates ¿no?
_Sí, claro…
Estela me acompaño a la puerta y la sombra se unió a ella.

Natalia Bolasell

22/3/14

1 comentario:

  1. Hace rato que no leo textos tuyos, pero creo, en comparación con los del año pasado que estos han ganado una extensión y una inmersión en lo perverso/terror a la que antes apenas te animabas.
    No pude dejar de pensar en las gemelas de "El resplandor"...
    Un cariño.

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