Pase y la note en su
jardín tomando mate, no era la primera vez que la miraba pero era la primera
vez que la veía bien.
Pasaron dos o tres días y
comencé a saludarla.
Era una de las pocas
casas que no se había dado cuenta del estallido de monoblocs que había inundado
el barrio.
Con el correr del tiempo
los saludos se convirtieron en pequeñas charlas y de a poco ella fue
imaginándose lo que le contaba sobre mis aventuras escolares mientras yo
recapitulaba sus historias juveniles.
Un día Estela no estaba,
pero el mate y la pava reposaban sobre la mesita del jardín, espere un rato
largo pero no la vi, me fui algo confundido.
Al día siguiente el pasto
estaba lleno de hojas ocres y la pava y el mate en el mismo lugar.
Decidí entrar. La puerta
no tenia cerrojo y la casa era una de esas casas tipo chorizo, de las que se
hacían agregando habitaciones a medida que se necesitaban.
El ambiente era un poco
raro y yo me sentía un invasor. El aire helado me molestaba.
La primer habitación se había
convertido en una biblioteca, puedo asegurar que nunca había visto tantos
libros en una casa: con polvo, sin polvo, ordenados, apilados, un sillón que
parecía muy cómodo y una lámpara de pie junto a una pequeña mesita.
Al abrir la segunda
puerta me quede helado: en el centro de la habitación un féretro que contenía a
Estela, frente a mí un enorme placar y a un costado una credenza que sostenía
una corona de flores, un par de velas y una biblia abierta en la pagina 163.
Grité ahogadamente.
Parpadee porque no podía
creer lo que estaba viendo, pero al abrir los ojos la habitación había
cambiado, ahora se trataba de una cama antigua adornada con puntillas osos,
pachword y cuadros encantadores de primaveras lejanas.
Grite nuevamente y sentí
un escalofrío al ver pasar junto a mí una sombra.
Estela entro desde otra
recamara y yo ya no entendía nada
_ Martin ¿Qué haces acá?
_yo…he… el mate… el
ataúd_ no lograba articular las ideas y volví a ver la sombra por mi costado_
estabas en el del cajón
_ Era mi hermana gemela –
grito – ¿la viste? ¿La viste? Ella lleva muerta veinte años y acabas de
describir su funeral… va a ser mejor que te vayas_ Estaba nerviosa_ a veces se
pone de malas y no es muy seguro estar acá, mejor te vas.
La sombra paso a través de mi provocandome una sensación de cuerpo entumecido. Estela se acerco y me
abrazo como una madre separandome de su hermana y empujandome hacia la salida.
_Me parece que no le
gustas. Creo que lo mejor es que te vayas, no le gustas. Gracias por
preocuparte y cuando esto pase seguiremos con los mates ¿no?
_Sí, claro…
Estela me acompaño a la
puerta y la sombra se unió a ella.
Natalia
Bolasell
22/3/14